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En medio del luto y el silencio propio de un velatorio, un instante lo cambió todo: la supuesta difunta abrió los ojos.
Los familiares, aún conmovidos por la pérdida, quedaron paralizados entre el miedo y la sorpresa. El pánico se apoderó de la sala mientras los hijos de la mujer reaccionaban con gritos y desconcierto. Lo que debía ser una despedida íntima y solemne se convirtió en un episodio digno de una película de suspenso.
Este insólito momento fue grabado y, en cuestión de horas, el vídeo circuló por redes sociales alcanzando una audiencia masiva. Los comentarios y teorías no tardaron en surgir: algunos hablaron de un truco o un montaje, mientras que otros buscaron explicaciones más sobrenaturales. Pero, ¿qué dice la ciencia sobre lo sucedido'
Un fenómeno común disfrazado de misterioA pesar de lo escalofriante que puede parecer, los expertos en medicina forense aseguran que este tipo de situaciones no es tan extraordinario como podría pensarse. El cuerpo humano, incluso después de la muerte, sigue siendo un escenario activo para ciertos procesos físicos y químicos.
Por ejemplo, los párpados, que se mantienen cerrados gracias al tono muscular, pueden abrirse debido a la relajación muscular que ocurre tras el fallecimiento. Este proceso, conocido como relajación primera, es una etapa inicial de la muerte en la que los músculos pierden rigidez.
En otros casos, el rigor mortis 'un endurecimiento temporal de los músculos que ocurre entre las 2 y las 6 horas post mortem' también puede jugar un papel. Si los párpados no fueron cerrados adecuadamente al inicio, esta rigidez puede provocar que se abran. Adicionalmente, movimientos o manipulaciones del cadáver, como su traslado, pueden contribuir a que los ojos se entreabran.
Una reacción natural que provoca pánicoLo que se vivió en este funeral es una combinación de ciencia y percepción. Aunque para los presentes fue una experiencia aterradora, se trata de fenómenos que la medicina y la antropología han documentado durante siglos. De hecho, antiguamente se colocaban monedas en los ojos de los difuntos para evitar que se abrieran, una práctica extendida en varias culturas.
En definitiva, lo ocurrido en Venezuela nos recuerda que, incluso frente a la muerte, el cuerpo humano guarda secretos que aún nos desconciertan. Para los familiares, ese breve momento de pánico quedará grabado en su memoria; para el resto del mundo, una lección más sobre los límites entre lo natural y lo inexplicable.
Fuente: VER