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Ayer lunes en el cementerio musulmán de Sidi Embarek, en Ceuta, se percibía un olor nauseabundo, el hedor venía de la zona del camposanto donde se están construyendo nuevas sepulturas. La causa de este mal olor se debe al hecho de que los cuerpos se entierran en tierra, sin ataúd, un efecto que se ha agravado tras la lluvia caída al pasado domingo.
Miembros de la comunidad musulmana lamentaban que no se hubiesen utilizado determinados productos que hubiesen evitado el mal olor que se percibía. Además, le piden a la Consejería de Sanidad que lo tenga presente a la hora de continuar con el proyecto de construcción de nuevas tumbas en el cementerio con los materiales que se están empleando y que no tienen el efecto amortiguador que sí ofrece la tierra.
La putrefacción del organismo por bacterias se inicia inmediatamente después de la muerte de la persona. Aun con agentes retardantes, del proceso de descomposición como haber estado bajo la sombra, permanecer envuelta en las sábanas y un ambiente frío debió haber emitido un aroma fétido a más tardar a los cuatro días.
En el cementerio musulmán de Sidi Embarek se están construyendo un total de 150 nuevas fosas, si bien el presidente de Ceuta Jesús Vivas Lara, ha manifestado su intención de crear una nueva partida de 1,6 millones de euros para acometer una nueva ampliación del camposanto musulmán.
'Es de interés general ampliar el cementerio por cuanto se deben satisfacer las necesidades de la población musulmana continuando así con las actuaciones enmarcadas a mejorar la situación de este recinto impidiendo que haya problemas de espacio', dijo Jesús Vivas el pasado mes de julio.
Fuente: VER