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El cementerio de San Clemente en Lorca, una necrópolis centenaria construida en 1900, lleva años de renovaciones pendientes. Iniciado en 2016, el proceso de restauración ha logrado renovar apenas 400 de los 2,000 nichos previstos. A la complejidad de la obra se suma el reto de localizar a las familias de los difuntos para proceder con la exhumación antes de la demolición de los bloques deteriorados, situación que ralentiza el avance de la reconstrucción. Muchas de estas tumbas pertenecen a las primeras décadas del siglo XX, y en varios casos, ya no hay descendientes a quienes contactar.
Para no perder el rastro de esos restos antiguos, el cementerio ha optado por trasladarlos a una sección menos demandada, en la cuarta altura, manteniendo así la memoria de esos nombres. Los trabajos de reconstrucción se centran en los nichos más cercanos a la capilla del cementerio, que muestran signos de hundimientos y grietas, daños que fueron agravados por los terremotos de 2011. Sin embargo, algunas estructuras de mejor conservación están siendo restauradas sin demoliciones, mediante la limpieza de las fachadas y la piedra.
Un reto burocrático en los panteones históricos
Los panteones históricos también han sufrido los efectos de los seísmos. Aunque en 2011 la Comunidad Autónoma asignó 200,000 euros para la restauración de once de estas edificaciones con fondos del Banco Europeo de Inversiones, el proceso ha sido lento. La falta de documentación sobre la titularidad de los panteones ha sido uno de los principales obstáculos, ya que muchos propietarios fallecieron sin dejar registros completos de herederos, complicando el acceso a las subvenciones.
San Cristóbal y la renovación de tumbas antiguas
En el cementerio parroquial de San Cristóbal, más modesto y construido en 1890, también se están llevando a cabo restauraciones, especialmente en unas 200 tumbas antiguas de difícil identificación familiar. Aquí, los restos son recolocados en nichos menos solicitados para permitir la renovación y reventa de los espacios en un proceso que lleva cinco años. Este camposanto cuenta con 3,500 nichos y pocas opciones de expansión, por lo que las labores se centran en la renovación de la colina donde se ubica el cementerio.
El auge de los columbarios: un descanso eterno en el centro de la ciudad
En el centro de Lorca, la demanda de columbarios ha crecido, y cofradías locales como el Paso Blanco y el Paso Azul ofrecen estos espacios para albergar las cenizas de los cofrades. La Casa del Paso Blanco, inaugurada en 2018, alberga 2,500 nichos de los cuales ya se han vendido 232, con espacio para cuatro urnas por nicho. En paralelo, el Paso Azul, que en 2015 creó un columbario bajo el altar mayor de San Francisco, tiene un espacio exclusivo para 1,372 urnas y se encuentra en constante expansión por la alta demanda. Los cofrades aprecian la ubicación céntrica de estos columbarios, lo que facilita las visitas familiares durante todo el año.
San Clemente también cuenta con un columbario de 224 nichos, de los cuales 80 siguen disponibles. En este Día de Todos los Santos, los cementerios se llenaron de visitantes, quienes honraron a sus seres queridos mientras estos espacios históricos continúan sus trabajos para mantenerse de pie y preservar su memoria.
Fuente: VER